ETIQUETA CON DESTINO
Por: Luis Alberto Gonzàlez
Un PRI poblano sin
madre y sin padre
Tocan el Requiem al priismo poblano
Cuando el PRI perdió la Presidencia de la República en 2000 frente al PAN, mucho se dijo que era su sepultura, que era el fin del partidazo, del super partido invencible en la mayoría de los estados, pero la esperanza resurgió cuando el grupo Atlacomulco lanzó al ahora Presidente Enrique Peña Nieto en el 2012. Un Presidente lleno de soberbia, él y su grupo político y todos los miembros del gabinete y de la dirigencia nacional que era conducida desde Los Pinos, poco a poco lo hizo desaparecer.
Desde el centro se olvidaron de los estados y las decisiones eran del grupo en el poder. Igual como imponían dirigentes obedientes, hacían lo propio con los candidatos a gobernadores, diputaciones y alcaldías y así en la elección del 2013, 2014, 2015, 2016 y 2017 perdieron y perdieron estados y municipios.
En Los Pinos y las dirigencias priistas les ganó la soberbia, arrogancia, insolencia, desvergüenza, altivez, altanería, petulancia y hoy pagan en los resultados electorales que los ponen por el suelo, al borde del precipicio y de una desaparición casi total como ocurre ya en Puebla.
En el caso de Puebla además se dio el entreguismo, el vender su dignidad, se dejaron coptar y comprar, además relegaron a las bases.
Es cierto que aún quedan priistas con amor propio y cariño a su partido que hoy ha quedado huérfano, sin madre y sin padre, sin Presidente y sin dirigencia.
Llama la atención lo que dijo el dirigente cenecista con su alma y corazón tricolor como José Luis Trejo Márquez, quien estima que existe la posibilidad de rehacerse, de reivindicarse con la sociedad a la que dio la espalda. Deben valorar su ideología y su discurso, “sí podemos y vamos a hacerlo vigente ante las nuevas generaciones, que deben integrarse con liderazgos comprometidos realmente”.
Dijo que para Puebla: “¡Ya basta de Lastiris, Chidiacs, Morales, Zavalas! y ahora el PRI requiere de gente nueva, de capacidad, honestidad y conocimiento político. Todos los que se han ido del partido, lo hicieron ante la negativa de oportunidades. Son tiempos de hablar con claridad”.
LOS DIRIGENTES ENTREGARON Y EMPINARON AL PRI
Fuera de los comentarios de José Luis Trejo Márquez el PRI en Puebla esta por desaparecer llevado al fondo del lago de Valsequillo por sus últimos dirigentes.
Unos traicionaron, otros simularon, otros trabajaron para sacar adelante sus propios intereses, impulsaron a sus amigos, hermanos, primos y familiares, cayeron en la sin vergüenza, en el más grande los nepotismos y amiguismos.
El último dirigente que logro ganar todo fue Alejandro Armenta Mier cuando en 2016 ganaron las 16 diputaciones federales. Sin embargo en el 2010 perdió la gubernatura por la que contendió Javier López Zavala, que fue impuesto por Mario Marín Torres y una burbuja llena de soberbia.
Juan Carlos Lastiri Quiroz llego al CDE del PRI en noviembre de 2010 y al iniciar la elección federal 2012 en febrero dejó el partido que utilizó para hacer negocios, no para fortalecer los cuadros.
Fernando Morales Martínez llego al PRI estatal el 15 de febrero de 2012 y aunque el partido gano 12 diputaciones federales, la realidad es que perdió 4 frente al Morenovallismo. Morales Martínez, fue quien puso el apodo de “La Pantera Rosa” a Rafael Moreno Valle cuando era el Secretario de Finanzas durante el gobierno de su señor padre Melquiades Morales Flores.
Todos, priistas, panistas, perredistas y ciudadanos señalaron que Fernando empezó entregando al PRI al Morenovallismo. Morales Martínez, dejo el PRI confrontado y él se fue a la administración estatal como Subsecretario de Gobernación. Hoy es el dirigente de Movimiento Ciudadano partido adherido al PAN y al Morenovallismo.
El 26 de noviembre de 2012 Pablo Fernández del Campo, siguió los pasos de su antecesor, nunca fue oposición y como diputado local aprobó todas las iniciativas que llegaban del ejecutivo. Todo el grupo parlamentario del PRI fue sumiso. Todos aseguran que por muchas concesiones Fernández del Campo vendió al PRI en la elección de 2013 cuando el PRI logró sólo 8 diputados locales de los cuales 5 fueron plurinominales, cuando en el 2018 tuvo con su aliado el PVEM 18 legisladores.
Ana Isabel Allende Cano tomó las riendas del priismo poblano en noviembre de 2014. La diputada federal sin experiencia no logro actualizar los cuadros del PRI, margino a liderazgos, ignoró a las bases y como dicen muchos: “nado de muertito” sin ser oposición real.
El 3 de marzo de 2016 asumió la Presidencia Charbel Jorge Estefan Chidiac, a petición de la candidata a la gubernatura Blanca Alcalá Ruiz a quien dejaron sola desde el CEN y la propia dirigencia estatal. Estefan estaba en su burbuja pensando en sus negocios en San Andrés Cholula, en donde su hijo era regidor.
Abandono totalmente a los seccionales, los líderes naturales, los pocos cuadros que tenían la esperanza de que las cosas cambiaran y las cosas siguieron igual o peor, en un partido que era de su propiedad y de puertas cerradas.
Forzado por las circunstancias y la terrible división en el PRI, además de que tenía en la bolsa una plurinominal para el Congreso de la Unión, dejó al deshecho PRI poblano el 8 de mayo de 2018 en manos del “operador político” Javier Cacique Zárate, que fue solicitado al CEN por el candidato a la gubernatura Enrique Doger Guerrero, que no confiaba en nadie de la gente de Chidiac.
Sólo algo bueno logrò Cacique Zárate durante su corto periodo al frente del PRI y fue ponerse en los primeros lugares de las plurinominales y ahora será diputado local.
Lo cierto es que el PRI siguió perdiendo alcaldías y posiciones en el Congreso del Estado donde sólo ganó una diputación de mayoría y obtuvo 3 de representación.
¡Pobre PRI!...
Ya pueden acudir a su funeral.
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